Julieta Venegas
¿Por que la deje?
¿Por que la deje?
No se.
Solo se, que se me fue.
Felipe Lugones.
Felipe lugones tuvo en su corazón, un manantial y una pradera de quieto césped verde. El espacio de aquellos días, que solo en las manos le dejo la ilusión de la humedad que alguna vez fue agua y antes rió y manantial para la alegría de Irene.
De aquellos días persiste una certeza, que es como un pez plateado al sol. Un pez metálico que duele en las vigilias y en las largas tardes que se amontonan.
El corazón de Felipe Lugones llora a diario la invisible presencia de Irene en la pradera, ahora nublada, la sonrisa que agua y césped iluminaban de sol.
Roberto Carlos Sicilia.